Una de las primeras valoraciones a las que se ha llegado con los trabajos desarrollados es el estado de conservación de las estructuras. El estado de conservación general de la estructuras es malo y precario debido sobre todo a la escasa calidad constructiva de las edificaciones. Los muros estaban construidos con machones de ladrillos y adobes intercalados con machones de tapial, aunque por ejemplo E6 fue edificado con restos de escombros. Las alturas conservadas oscilan entre 1,10 m. (máximo en E1) y 38 cms. (extremo sur de E1) mientras que por ejemplo E9, E12 y E19 solo se conservan a nivel de cimentaciones. Las cimentaciones de los muros no son muy profundas y oscilan, en general, entre los 30 cm. y lo 60 cm., aunque E6 y E7 no tenían cimentos. Era muy probable que la escasa potencia de los cimientos y la poca calidad de los elementos constructivos utilizados provocara la caída parcial de los de muros y el derrumbe generalizado de las habitaciones.
Otro de los aspectos reseñables de los trabajos realizados es el haber permitido llevar a cabo una valoración cronocultural del conjunto de las ruinas, pudiendo situar en el tiempo los momentos de construcción, uso y destrucción. Pensamos que, por los restos muebles e inmuebles localizados durante las labores arqueológicas, la fecha inicial de construcción se podría situar en la primera mitad del siglo XIX y la de abandono definitivo y destrucción, a principios de la segunda mitad del siglo XX, con tres fases constructivas y tres fases de abandono.
La primera fase de construcción y uso se podría situar cronológicamente entremediados del siglo XIX y momentos antes del año 1880 y los restos adscribibles a este período se han localizado en la Zona B. Es el caso de algunos restos localizados en la Habitación 1, varias estructuras de la Habitación 2, como el cimiento E9 y el vano E10 y otras de la Habitación 3 como E12, E19 y E20. También es posible que el cimiento del muro o tapia E2 se pueda adscribir a este momento. Estos restos constructivos dibujarían un primer asentamiento compuesto por tres edificaciones o habitaciones adosadas muy mal conservadas.
El resto de las estructuras documentadas en la Zona B se adosaban a estas más antiguas, como por ejemplo el suelo E11 al cimiento E19, o los muros del lado sur, E5 a E12 y E3 al cimiento E9; o reaprovechaban estos cimientos más antiguos para desarrollar sus estructuras como E1 que reaprovechaba a E9; o se enjarajan o traban como E1 en E2.
También se ha podido ver que el sistema constructivo de los cimientos más antiguos (E2, E9, E12 y E19) era algo diferente al de las restantes cimentaciones más modernas (E1 y E3). Las cuatro estructuras más antiguas tenían una anchura de 70 cms. y estaban construidas con mampuestos caliza y piedras de río de tamaño mediano a grande, mientras que E1 y E3 son de 60 cm de anchura y de piedras y mampuestos de tamaño mediano. Además, las orientaciones de los cimientos y muros más antiguos eran de SE-NO (E9, E12 y E20), mientras que la de E3 era de N-S.
Posiblemente se produjo un primer abandono de los edificios existentes con su paulatina destrucción momentos antes del año 1880, cundo se empezó a construir, por iniciativa del Marqués de Riscal, la bodega-lagar (posteriormente reutilizado como secadero de tabacos), en el extremo este de la explanada de los cipreses.
En este momento se ha observado que se reconstruyeron las edificaciones al sur de la tapia (E2) reaprovechando los restos existentes (E2, E9, E12, E19 y E20). Este segundo momento se podría hacer llegar hasta los años 40 del siglo XX y estaría delimitado por E1, E3, E4, E5, E7, E8 y E11, así como la parte superior de E2 donde se ha observado que se han reaprovechado elementos constructivos de algún derrumbe anterior. En este momento se seguían viendo los tres edificios (habitaciones 1, 2 y 3), de los que hemos podido documentar completamente la Habitación 2 y la Habitación 3.
La Habitación 2 estaba delimitada por E1, E2, E3, E5 y E7, y se reaprovecharon E9, E12 y E19. De esta casa se conservaban tres vanos E4, E10 y E8 y los restos de un empedrado y un enlosado de barro cocido. También fue posible que se reconstruyera la Habitación 3 reaprovechando E12, E19 y E20. A este momento se podrían adscribir los empedrados E13 y E14.
A la segunda fase se podrían unir las estructuras excavadas en el terreno geológico los silos, las fresqueras o bodegas subterráneas localizadas en las habitaciones 2 y 3 ya que su cota de localización se sitúa en –90 cm. que era algo inferior a la de los suelos E8 y E11 (- 80 cm.) lo que nos indicaría que estarían tapadas con una trampilla de unos 10 cm de grosor y que haría que la tapa del silo estuviera a la misma cota que los suelos.
En los años 30 del siglo XX podría haber un segundo abandono parcial de las edificaciones y una reocupación de la zona a finales de los 40, posiblemente cuando se reutilizó la bodega-lagar como secadero de tabaco, hasta su definitivo derrumbe de la ruinas en los años 60 del siglo XX. Esta tercera fase constructiva se podría ver en los derrumbes de la zona sur y el sureste de la cata y en la reconstrucción del muro que separaba las habitaciones 2 y 3 que reaprovechaba los escombros y cascotes de los derrumbes anteriores. Esta reconstrucción redujo el espacio de la Habitación 1. Posiblemente una parte de la Habitación 3 quedó sin usar ya que hemos visto que el suelo E11, los empedrados E13 y E14 y los cimientos E12 y E19 estaban debajo de un amplio derrumbe compuesto por elementos constructivos similares a los vistos en E6 (cascotes de escombros de ladrillos trabados con cal y abundante yeso).
La fase final de abandono y destrucción de los edificios se podría situar hacia los años 60 del siglo XX. Esta hipótesis se ha podido corroborar a través de fotografías antiguas, por ejemplo en una fotografía de 1929 y en otra del año 1959 en las que todavía estaban presentes los tres edificios con tejados a un agua hacia el sur, adosados entre si y en el lado sur de la valla. Por el contrario, en una foto de 1964 ya no se aprecian las casas, aunque si se conservan los restos de la tapia E2.
Por lo tanto el uso de las estructuras documentadas tendría una duración máxima de unos 110 o 120 años, es decir desde la primera mitad del siglo XIX hasta inicios de la segunda mitad del siglo XX.
Una interpretación a parte deben tener las huellas localizadas en la Zona A, al norte de E2. Este conjunto de huellas circulares y rectangulares se podrían interpretar como los restos de las actividades realizadas en este sector (huellas de poste, hogueras, subestructuras, etc…) aunque el alcance de los trabajos realizados no ha permitido establecer la funcionalidad y cronología exacta de cada una de ellas. Sin embargo, la cota tan superficial a la que se localizan y el material asociado a algunas de ellas (contemporáneo) parecen ponerlas en relación con cronologías similares a las observadas en la zona sur de la tapia (Zona B).